El pasado 28 de junio, el Gran Maestro José García Antonio, originario de San Antonio Ocotlán, Oaxaca, recibió el Premio Pantaleón Panduro; galardón destinado para aquellos artesanos que cumplen con la excelencia en su trayectoria, a nivel nacional. Dicha distinción fue entregada en la 43ª edición del Premio Nacional de la Cerámica; galardón celebrado año con año en la ciudad de Tlaquepaque, Jalisco, por las autoridades del estado.
El Gran Maestro José García Antonio comenzó desde niño a jugar con el barro; a la edad de 7 años. Su diversión siempre estuvo relacionada a la actividad alfarera, siempre jugando e intentando hacer figuras con este material terroso. Años más tarde, el esposo de su hermana comenzaría a enseñarle el oficio; desde la recolección del barro hasta el cocimiento de las piezas. En este contexto, sería su cuñado quién le construiría su primer horno para cocer las piezas, siendo este su inicio como alfarero.
Don José comenzaría elaborando sahumerios, clásicas vasijas que se utilizan para el Día de Muertos, pero serían sus sirenas de grandes tamaños, su creación más innovadora, y con el tiempo su sello de trabajo. Además, el maestro artesano también dedicaba su tiempo a crear y transformar nacimientos y ángeles que tuvieran un cierto estilo distintivo y vanguardista. A estas piezas se sumaron sus esculturas humanas: la tehuana, la flor de piña, la sirena, el danzante, entre otras.
José García Antonio enseñó a sus tres hijos el oficio del barro, los educó y les inculcó respeto y amor por la labor artesanal que aprendió de sus padres. Los tres hijos de don José trabajan en el taller familiar, sin embargo, con el tiempo cada uno de ellos ha desarrollado un estilo propio, que se deja ver en las diferentes creaciones que al día de hoy se puede encontrar en su negocio. Su yerno, José Luis Reyes Martínez, esposo de su primera hija, aprendió de igual manera el oficio, en palabras del Gran Maestro, “aprendió muy rápido, en un año”, el maestro artesano explica que su yerno ha sido para él, el único que lo ha superado en términos de técnica. De esta manera, la tradición del barro ha quedado en la familia y sigue reproduciéndose en las generaciones presentes y, claro esta, futuras.
Fuente:
Grandes Maestros del Arte Popular de México
Coordinado por Cándida Fernández de Calderón
Editado por Fomento Cultural Banamex, A.C., 1998