El Palacio de Cultura Citibanamex – Palacio Iturbide abrió sus puertas el pasado 18 de abril de 2018 para presentar “América, tierra de jinetes. Del charro al gaucho, siglos XIX al XXI”. Esta es una exposición que hermana a todos los países de América al presentar un suceso histórico común: la llegada de los caballos y jinetes al Nuevo Mundo por instrucciones de los Reyes Católicos. Este suceso fue determinante en la historia del continente y en el nacimiento de una cultura ecuestre donde sobresalen 8 jinetes: 1) El charro de México 2) El cowboy de Estados Unidos 3) Los indios de las praderas de Estados Unidos (apaches y comanches) 4) El chalán de Perú 5) El huaso de Chile 6) Los indios mapuches de Chile y Argentina 7) Los llaneros de Venezuela y Colombia 8) Los gauchos de Argentina, Paraguay, Uruguay y gaúchos en Brasil.
“América, tierra de jinetes” se compone de pinturas, indumentaria, aperos, tradiciones, costumbres, suertes ecuestres, historia, arte, literatura, música, danzas, fotografía y cine. Todos estos elementos revelan el legado de los jinetes que da unidad a toda América continental. Cabe mencionar que dentro de la categoría de arte encontramos el arte popular de los Grandes Maestros de Iberoamérica, quienes han realizado las prendas y ornamentos de los jinetes de América, así como las sillas de montar, frenos y estribos de sus caballos. También es posible distinguir el arte popular decorativos hecho con distintos materiales, fibras, barro, cera, vidrio, el cual se inspiró en los jinetes famosos en el continente.
A continuación te presentamos a algunos de los Grandes Maestros cuyas piezas integran “América, tierra de jinetes”:
A orillas del río Cautín, en el sector Membrillar, en Chile, vive Ángela Llanquinao Millaqueo (1963) con su marido y sus hijos. Nació en el seno de una familia mapuche tradicional, la crió sólo su madre, al lado del telar, por lo que desde muy pequeña aprendió a tejer. En el Membrillar todavía están presentes los diseños de tejidos ancestrales, se encuentran en las mentes de las artesanas que fueron instruidas por sus madres y abuelas.
El Gran Maestro Alfonso Guzmán dedicó más de cincuenta años de su vida a la creación del poncho tradicional rojo con rayas negras, característico de su provincia, Salta. Él trasmitió sus conocimientos a su sobrino Flavio Guzmán, quien hasta estos días continúa realizando este poncho que a población lo usa para abrigarse, para lucirlo en ciertos días de fiesta o para ir a misa. Al igual que su tío, confecciona piezas especiales para el trabajo de los gauchos: el arreo y el pastoreo de ganado; sus cualidades radican en el peso y la impermeabilidad contra el agua, la escarcha o el rocío. Todos se tejen con lana de oveja, llama o vicuña, en telares de pedal.
Las Grandes Maestras argentinas Marta (1932) y Telma (1936-2013) Jáimez, de San Fernando del Valle, dedicaron sus vidas a tejer mantas, chalinas, bufandas, ruanas y ponchos de vicuña muy finos en los telares rústicos de pedal que heredaron de sus padres. Su trabajo se distinguió por los arreglos con la aguja y por el tejido tan fino que realizan. Además lavaban la fibra tres veces: antes de tejer, a la mitad del proceso y ya terminada la prenda.
El Gran Maestro Lorenzo Antonio, de Padre de las Casas, Chile, fabrica las piezas de joyería mapuche más reconocidas: el collar de mostacillas, la trapelakucha (pectoral colgante), el trarilonko (cintillo que se usa en la cabeza), el sikil (alhaja pectoral colgante más fina), el tupu (alfiler) y el chawai (aros), todas ellas prendas que tienen un fin ceremonial. También confecciona collares y broches de uso ornamental, que son miniaturas de las piezas ceremoniales. Sus piezas son de una belleza inigualable y conservan la cosmovisión mapuche que alude a los espíritus de la naturaleza. De igual modo, su trabajo destaca porque todo el proceso de producción lo realiza a mano, sin la ayuda de ningún tipo de tecnológica moderna.
Oriundo de San Antonio de Areco, en la provincia de Buenos Aires, el Gran Maestro Martín Manuel Álvarez llevó a cabo estudios de talabartería en la Asociación Criolla Argentina, donde aprendió las técnicas de grabado a mano del cuero, con la especialidad en la elaboración de piezas para la equitación gauchesca. Su dedicación casi exclusiva al cincelado y al grabado manual en toda su producción (sillas de montar, cabezadas, cinchas, estriberas, vainas) le da continuidad a la escuela de su viejo maestro, Alberto Vomero, una institución y un prodigio de este antiquísimo oficio. El cincelado consiste en dibujar sobre el cuero y, aunque muchos lo confunden, no es lo mismo que el repujado. En el repujado se trabaja de abajo hacia arriba, con moldes; el cincelado es a la inversa y se trabaja con cinceles.
El Gran Maestro Luis Araya se dedica a elaborar las espuelas de los huasos chilenos en la población de Linares, Maule. Luis explica que existen muchos tipos de espuelas y que cada uno de ellos corresponde a un uso y una forma particulares. Él realiza espuelas corraleras, perfectas para las faenas cotidianas; unas especiales para el rodeo; otras para el baile; unas para las mujeres, y las que llaman “de cordillera”, que son las que emplean los campesinos para subir la montaña. Todas son utilitarias y confeccionadas con erro, acero, plata, níquel o alpaca. Las espuelas de Luis Araya son las únicas en Linares que todavía se elaboran con las técnicas tradicionales, las mis mas que usaba su abuelo hace más de cien años.
Aurelio Agustín Arredondo, Gran Maestro originario de Salamanca, Guanajuato sobresale por ser un experto en el oficio de la imaginería, el cual le permite formar figuras patrióticas con cera. Aprendió de su madre, observándola e imitándola y más tarde perfeccionó sus conocimientos en la Escuela de Artes Plásticas en la Universidad de Guanajuato, donde estudió dos años de escultura y seis meses de grabado y dibujo. Se inspira en revistas, libros de historia o ilustraciones de pasajes bíblicos para crear sus figuras. Usa moldes de madera, yeso, cera y jabón que él mismo fabrica. Para empezar una pieza, el artesano debe tallar en madera su esqueleto y posteriormente hace el resto con cera.
Mario Alfredo Calderón
Para el Gran Maestro Marío Alfredo Calderón, de Mérida Venezuela, el juguete va más allá de un mero objeto para la niñez, es un medio para representar el mundo. Sus piezas están hechas con madera saqui-saqui, sus temáticas son religiosas y paganas. También crea personajes históricos, entre sus favoritos Simón Bolívar, caudillo y prócer de la Independencia hispanoamericana.
El Gran Maestro Salvador Vázquez Carmona, de Tonalá, Jalisco, es un experto en la técnica del barro bruñido y en el dominio de los pigmentos de las tierras. Es reconocido como el mejor maestro de su localidad, incluso por sus mismo colegas. En su rescata modelos tradicionales y recrea nuevos estilos en floreros, ollas clásicas redondas, tibores y platones. Sus piezas integran colecciones privadas importantes y se exhiben en museos y galerías de México. Su labor lo ha hecho merecedor de varios premios y reconocimientos entre los cuales se encuentra el Galardón Presidencial del Premio Nacional de la Cerámica en 1999. Cabe mencionar que una de sus imágenes predilectas es Santiago Apóstol, un santo jinetes muy queridos en América.
¿Te gustaría conocer a todas las piezas de los Grandes Maestros que demuestran el legado de los jinetes en América?
¡No te puedes perder la exposición América, tierra de jinetes. Del charro al gaucho, siglos XIX al XX