La flor de Nochebuena en el arte popular

Leonor Torres Martínez
Nacimiento (detalle), 2006
Santa María Atzompa, Oaxaca, México
Col. Fomento Cultural Banamex, A.C.
Fotografía: Edgar Espinoza Ulloa

 

Para los hombres del México prehispánico cada flor repite en miniatura la imagen del cosmos. El Omeyoacán o asiento de la dualidad, una suerte de techo para los trece planos celestes, era sostenido por cuatro grandes árboles representados esquemáticamente como los pétalos de una flor, de cuyo centro emanaban los pueblos. La flor así considerada constituía el manantial del equilibrio cósmico y, por qué no, del alma”
Xavier Lozoya en Artes de México.

 

En la actualidad, la representación plástica de la vegetación tradicional mexicana ha dado pie al reconocimiento de un amplio repertorio de manifestaciones artísticas que utilizan estos elementos naturales como ornamento para explicar una simbología propia –dependiendo la comunidad o ideología del artista– que a partir de los diferentes trazos exprese una o varias tradiciones populares. Los Grandes Maestros del Arte Popular han aprovechado la flora y fauna que son parte de su entorno diario para poder expresar de manera natural y original su creatividad en diferentes piezas artesanales, ya sea realizadas en barro, madera, piedra, textiles, metales, papel, piel, fibras vegetales y materiales varios.

Una de las flores más utilizadas en el arte popular son las flores “color de fuego” – Cuetlaxochitl–, principalmente conocidas por su nombre común “flor de nochebuena”. Estas flores han formado parte importante de la cultura mesoamericana desde tiempos remotos, donde propiamente se le reconocía como una flor emblemática que representaba, simbólicamente, la sangre de los sacrificios que los pueblos ofrendaban al sol.

“Para los mesoamericanos la flor más preciada de todas era el alma encarnada en el mismo corazón del hombre. En las guerras floridas los vencidos eran hechos prisioneros para sacrificarlos y ofrecer esta flor a los dioses: se trata de un regalo que ayudaría a perpetuar la lucha eterna del cosmos. De la misma manera, cada hombre debía vivir esta lucha en su interior para que su alma floreciera, para que ‘le brotaran flores del cuerpo’”[1].

 

Carlomagno Pedro Martínez
Homenaje a Goitia (detalle), 1996
San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, México
Col. Fomento Cultural Banamex, A.C.
Fotografía: Rafael Doniz

 

Durante la época virreinal, esta flor comenzó a asociarse a la época navideña debido a su curiosa relación de floración durante la época invernal. La flor se convertiría más tarde en un símbolo importante durante el festejo de la natividad –nacimiento del Cristo– y se le relacionaría con los adornos populares en diferentes culturas de occidente. Al ser utilizada para las diferentes escenas navideñas por los frailes dedicados a la tarea de evangelizar comunidades indígenas, la flor de la nochebuena comenzaría a ser utilizada como ornamento y sinónimo de dicha festividad, convirtiéndose en una tradición que alcanzaría a comprender gran parte de los reinos occidentales de la época.

 

Enedina Vásquez Cruz
Ángel, 2006
Santa María Atzompa, Oaxaca, México
Col. Fomento Cultural Banamex, A. C.
Fotografía: Édgar Espinoza Ulloa Mondragón

 

Parte de su divulgación internacional fue gracias al empeño de Joel R. Poinsett –embajador de Estados Unidos en México durante la primera mitad del siglo XIX–, quien al ser devoto admirador de la ciencia botánica se llevó dicha planta para estudiarla e intentar adaptarla a las regiones frías de su natal Carolina del Sur. Al tener éxito en su cultivo, el antes embajador en México comenzó a obsequiar la “Poinsetia” –nombre dado por Poinsett a la flor– a sus amistades. Por ende, la flor de la nochebuena comenzó a ser conocida en muchas partes del mundo.

Los Grandes Maestros del Arte Popular han adoptado sus piezas a diferentes fuentes de inspiración que, en relación a su tradición y cultura, se han convertido en parte importante de sus elementos de decoración, con los cuales sobresalen sus aptitudes artesanales y su originalidad y calidad, según sea el caso. Las flores de nochebuena son elementos que forman parte de la cotidianidad cultural y se han convertido en elementos dentro de sus piezas de arte popular.

 

Serafina Celia Santiago Mejía
Cántaro, 2010
San Pedro Jicayán, Oaxaca, México
Col. Particular
Fotografía: Rafael Doniz

 

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Fuentes:
Artes de México. «Flores.» Artes de México (Reproducciones fotomecánicas), nº 47 (1999).
Ross, Corinne. Christmas in Mexico. Chicago, Illinois: World Book Encyclopedia, Inc., 2002.

[1] Dufétel, Dominique. «Flores.» Artes de México (Reproducciones fotomecánicas), nº 47 (1999), p. 17.

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