En las ciudades de Ponce y Loíza, en Puerto Rico, existen celebraciones como el Festival de Santiago Apóstol donde los participantes utilizan máscaras que simulan la cara de un demonio “al acecho”. Las más icónicas dentro del carnaval son las Máscaras de Vejigantes, las cuales provienen de la tradición de representar la lucha entre moros y cristianos bajo el mando de Santiago el apóstol durante la reconquista de la península ibérica, en la época medieval.
Los rasgos faciales, que deben representar este tipo de máscaras, son grotescos y exagerados, junto con 3 o 5 cuernos en toda la máscara, además los ojos se presentan de gran tamaño, junto con los labios y la nariz del personaje. Tradicionalmente, al ser una representación de un hecho histórico español, las personas que se vestían de estos personajes utilizaban ropa de color negro, amarillo, rojo o blanco –incorporando así los colores de la bandera de España–. Actualmente, predominan en la vestimenta todo tipo de colores brillantes que resalten junto con los colores de las máscaras.
Como la segunda ciudad más grande de Puerto Rico, Ponce goza de gran importancia en la zona sur de esta isla; se ha destacado sobre todo su relevancia como centro cultural dentro del país. El carnaval más importante de Puerto Rico, el de San Juan, tiene sus inicios en Ponce (Carnaval Ponce de León) y sigue siendo el punto de encuentro cultural internacional más importante del país. En este lugar, nace en 1940 el Gran Maestro Miguel Caraballo García, entre festividades y tradiciones milenarias.
Desde una edad temprana, el maestro Miguel sintió curiosidad por este tipo de máscaras que se realizaban en el taller de una mujer a la que le ayudaba realizando mandados; a cambio de estas tareas, la mujer le pagaba al Gran Maestro con alguna de las caretas que elaboraba, con la finalidad de que Miguel la utilizara en los festejos del carnaval ponceño. Cuando el maestro cumplió 16 años se convirtió en ayudante en este taller; su talento innato y su creatividad para desarrollar este trabajo artesanal lo hicieron sobresalir entre los demás inmediatamente. En corto tiempo aprendió el arte y la forma tradicional para elaborar este tipo de máscaras.
Las piezas por las que es más conocido este Gran Maestro son las máscaras de los Vejigantes, las cuales confecciona utilizando moldes de yeso con la forma de la careta, las va recubriendo con tiras de papel periódico y otros papeles reciclados, los cuales previamente humedece; con ellas va formando capas que pega con engrudo, una mezcla hecha por él mismo a base de harina de trigo y agua. Una vez secas, retira las caretas del molde y las lija, para lograr una textura lisa y tersa. Separadamente, elabora a mano, y también con papel y engrudo, los cuernos de diferentes tamaños que se habrán de adherir a las caretas, para después darse a la tarea de pintar la pieza completa.
Es entonces, en esta etapa de producción cuando el maestro Miguel hace gala de su gran destreza y talento artístico. El cuidado y los detalles con que sus pinceles aplican los brillantes y vivos colores sobre la superficie de sus piezas identifican el trabajo de calidad que realiza este artesano. Los decorados minuciosos que realiza se consideran únicos e inconfundibles. Los colores, presentados en sus diseños, los crea él mismo con sus propias mezclas de pintura en diversas tonalidades; son considerados su sello de manufactura más personal y motivo de distinción entre los demás productores.
Las piezas de Miguel Caraballo han sido reconocidas dentro y fuera de Puerto Rico como grandes obras del arte popular; siendo premiado y distinguido en reconocidos ámbitos del medio artístico. También ha participado en numerosas ferias de artesanía nacionales e internacionales, sin embargo, el maestro considera que la importancia que debe dársele a su trabajo se basa en la transmisión y conservación de la cultura y tradiciones de su país.
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Fuente:
Grandes Maestros del Arte Popular de Iberoamérica, Tomo II
Coord. Cándida Fernández de Calderón, 2013.
Editado por Fomento Cultural Banamex, A.C.